
Ahora bien, ¿están los resultados a las alturas de las expectativas generadas? Manuel Piñón, de Cinemanía, tranquiliza a los fans en este breve video-análisis, claramente positivo, en elque asegura que nos encontramos ante una película bien hecha y bien contada, que sienta las bases de lo que tiene que venir (no olvidemos que habrá segunda y tercera parte). Unas conclusiones muy en la línea de las formuladas por otros críticos (como Peter Travers, de Rolling Stone, que escribe sobre epicismo y suspense) y que, sin embargo, entran en claro conflicto con las de, por ejemplo, Jordi Costa, que, en Fotogramas, que tacha a la propuesta de Lionsgate de inepta. En La Vanguardia, su tocayo, Jordi Batlle Caminal, va aún más allá y nos habla de mediocridad y enanismo artístico. Llegado este punto, es el momento de pronunciarse al respecto.
El guión, firmado por Suzanne Collins, Billy Ray y el propio director (Gary Ross), aunque tópico y sencillo, logra captar la atención del público. El vestuario, si bien podría haberse suavizado ligeramente en pos de una estética algo (no mucho) más alejada del feísmo, no creo que sea criticable. Escenarios y decorados, respaldados por impresionantes diseños por ordenador, son uno de los puntos fuertes de la película. Jennifer Lawrence, una hosca heroína futurista, es del todo convincente.
Pese a todo, el conjunto no funciona.
Pese a todo, el conjunto no funciona.
¿El motivo? Una realización insuficiente y estresante a partes iguales. Así, en un intento de dotar de dinamismo al metraje, se ha optado por un abusivo uso de la cámara al hombro que, en ocasiones, hace pensar que estamos viendo un vídeo doméstico. Los movimientos, caóticos y esquizofrénicos, marean al espectador en un sinsentido que, si bien con el tiempo puede llegar a resultar soportable, no hace más que entorpecer la narración. Esto, unido al incomprensible uso de planos desenfocados y a un montaje tosco y descuidado, termina por estropear lo que, en un principio, podría haber sido una experiencia visual agradable.
No hay nada más que decir y, si lo hubiera, he estado demasiado desconcertado como para descubrirlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario